sábado, 21 de março de 2009

Siria: contradicciones y posibilidades de la política norteamericana en el Oriente Medio


Como era previsible, la sustitución de Bush por Obama tiene consecuencias en el Oriente Medio. Y esas consecuencias afectan a uno de los Estados políticamente centrales en la región, Siria. La política de "ninguneo" de Siria no podía dar resultado, porque su papel es central en diversas vertientes: Líbano, Israel-Palestina, mundo árabe. ¿Qué cambios se avecinan?

Varias informaciones recientes ponen de relieve el papel de Siria en la atormentada región del Oriente Medio:
- Qatar prevé organizar a finales de marzo una "mini-cumbre" árabe entre Arabia Saudí, Egipto y Siria en Doha, previa a la cumbre anual de la Liga Árabe.
- El diario "La Repubblica" publica hoy una importante entrevista al presidente sirio donde habla sobre Irán e Israel, entre otros temas.

Estas informaciones, como veremos, pone de manifiesto las contradicciones que tuvo la política de USA en el Oriente Medio... y abren una tímida esperanza de futuro.

La presidencia de Bush difirió mucho, en su discurso, entre su primer y su segundo mandato: mientras que en el primero se decían defender unos "principios" (orientación "neoconservadora"), en el segundo se decían defender los intereses USA (orientación "realista"). A mi juicio, no fue verdad ni lo uno, ni lo otro... y mejor hubiera sido que se hubiese hecho, con coherencia, lo uno o lo otro.

Sea lo que fuere, en ese discurso, Siria fue marginada. Incluso se la llegó a incluir en un macabro "eje del mal" y se aprobaron numerosas sanciones económicas contra ella. Esa política, basada en presupuestos falsos, tuvo necesariamente que fracasar.
Los presupuestos eran falsos, tanto desde la perspectiva de los "principios" como de los "intereses".

Desde la perspectiva de los "principios neoconservadores" hay que partir de un dato: dejando al margen el caso del Líbano, no hay democracias liberales en el mundo árabe. Pero no todos los regímenes políticos árabes son iguales: unos son peores que otros, porque no todos son igual de malos. Y en ese ranking cualquier observador objetivo puede apreciar que Sira no era, ni mucho menos de los peores.
En Siria existen ciertas libertades sociales y económicas inimaginables en otros países árabes aliados de USA (Arabia Saudí, Kuwait, Emiratos, Libia).
Un examen de ciertas libertades especialmente apreciadas por los "neoconservadores" lleva a considerar a Siria por delante de otros países supuestamente "moderados" como por ejemplo, Marruecos. Dos datos: mientras en Marruecos está prohibido que los clérigos cristianos vistan públicamente como tales, en Siria no; mientras en Marruecos está prohibido que las iglesias hagan sonar las campanas, en Siria no. Detalles significativos.
Pues bien, la política USA se dedicó a denigrar la imagen de Siria mientras contemporizaba con, cuando no alababa los "progresos" de otros regímenes como el saudí, el egipcio o el marroquí.
El resultado tenía que ser el que ha sido: un fracaso.

Desde la perspectiva de los intereses es evidente que Siria tiene conexiones con importantes actores de la región (oposición libanesa y palestina, Irán, Iraq) y que tiene la legalidad de su parte en un conflicto regional (ocupación del Golán por Israel).
Un enfoque "realista" debiera haber llevado a negociar con quien tiene esas bazas.
Lejos de ello, se siguió la política de aislamiento del régimen sirio.
El resultado tenía que ser el que ha sido: un fracaso.

¿Qué perspectivas se presentan?
Commplicadas.
Por un lado, el presidente sirio ha revelado en su entrevista al diario "La Repubblica" que el primer ministro israelí, Olmert, estuvo a punto de llegar a un acuerdo con él para devolver el Golán. El acuerdo se frustró en el último momento por el ataque israelí a Gaza, revela Assad. Lo cual plantea si aquella ofensiva no fue dirigida precisamente a evitar el acuerdo con Siria...
Por otro, el presidente Assad da muestras de un profundo pragmatismo y de apertura para llegar a una conciliación interárabe y del mundo árabe y occidental con Irán.

¿Será este un camino exitoso? Es posible. Pero puede ocurrir que no lo sea. Conviene no olvidar que hay muchos, en el mundo árabe y fuera de él, que no quieren llegar a esos acuerdos: las líneas de tensión y fractura persisten: tradicionalistas árabes (monarquías del golfo) versus modernizadores (repúblicas); imperialistas árabes (Arabia Saudí) versus persas; chiitas versus sunnitas. Permanezcamos atentos.

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