quinta-feira, 19 de fevereiro de 2009

Droga y corrupción en Marruecos y la instrumentalización islamista


La intervención de varios alijos de droga en la zona del Estrecho y masivas operaciones anticorrupción en Marruecos crean un ambiente propicio para el activismo islamista, tanto el terrorista de los yihadistas salafistas - que tradicionalmente han tenido en el marginado norte marroquí una zona propicia de reclutamiento - como el “moralizante” de las corrientes políticas legales o toleradas, Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) y Justicia y Caridad, respectivamente, que utilizan la denuncia de esta realidad para socavar todo lo posible al sistema.

La creciente visibilidad de la droga y su impacto en la región

Los últimos días de enero han sido especialmente relevantes en lo que a la intervención de alijos de droga respecta tanto en Marruecos como en España. De hecho, en Ceuta y otros rincones de España las Fuerzas de Seguridad del Estado han debido de trabajar a destajo mientras en suelo marroquí se producían tanto intervenciones de alijos como operaciones anticorrupción que ponían en evidencia la connivencia de algunos elementos de las Fuerzas de Seguridad, de las Fuerzas Armadas Reales (FAR) y de las autoridades políticas y administrativas en tan lucrativo negocio.

El desmantelamiento de una red de tráfico de droga en Nador ha sido sin duda alguna la operación más espectacular de las producidas en los últimos tiempos al otro lado de la frontera. Hasta el 28 de enero habían sido detenidas un total de 92 personas en esta operación. Entre los 92 citados se encuentran 22 civiles, entre ellos dos abogados de Nador; 29 miembros de la Marina Real; 17 de la Gendarmería Real; 23 de las Fuerzas Auxiliares y un mando de las Fuerzas Armadas Reales (FAR). Esta implicación de miembros de fuerzas de seguridad y de militares ha obligado a la Brigada Nacional de Policía Judicial (BNPJ), dirigida por Abdelhaq Khyam, y no a la Brigada de Estupefacientes, a centralizar las investigaciones de tan importante operación.[1] Las detenciones habían comenzado a producirse en la ciudad desde principios de año, con la desaparición progresiva de personas, inencontrables para sus familias y que al final del mes han ido apareciendo en el largo inventario de detenidos.[2] El Juez Instructor de Casablanca inculpaba el 23 de enero de constitución de banda criminal, tráfico de drogas y corrupción a 29 miembros de la Marina Real - entre ellos a 5 comandantes -, a 17 gendarmes - 5 de ellos suboficiales - y a 15 agentes de las Fuerzas Auxiliares, casi todos ellos destinados en Nador y encarcelados preventivamente en la Prisión de Oukacha, en Casablanca.[3]

Esta redada, que los medios marroquíes califican de los “los diez días que han cambiado la lucha antidroga en Marruecos”, ha costado el cargo al Almirante Mohamed Berrada, Inspector Jefe de la Marina Real.[4] Entre los momentos más importantes de esta larga operación - se habla de seis meses de seguimientos intensos de los principales sospechosos - destaca la detención en Nador el 11 de enero del presunto narcotraficante Mhamed Lghani, activo tanto en la vía terrestre como marítima de este tráfico ilícito y que habría conseguido corromper a elementos de las fuerzas de seguridad - Fuerzas Auxiliares y Gendarmería Real - y de las FAR, en este caso de la Marina Real. Lghani mantenía contactos con clientes en Bélgica, Holanda y España pero los medios marroquíes han aprovechado esta ocasión para destacar la importancia de la frontera con nuestro país, donde han destacado que encuentran escondite al menos dieciséis importantes narcotraficantes marroquíes, y cebarse con la existencia de los “enclaves” de Ceuta y Melilla o incluso del islote de Perejil que servirían, según dichas fuentes interesadas, para alimentar estas actividades ilícitas y la corrupción que arrastran.[5] Cualquier situación es buena para explotarla en términos de política exterior inventándose teorías conspiratorias sobre “el papel de España” en el incremento de la delincuencia en Marruecos.[6] Lo que sí es cierto es que hay españoles involucrados en las redes del narcotráfico y que actualmente 219 individuos de nuestra nacionalidad cumplen condena en prisiones de Marruecos por tráfico de drogas.[7] El problema es que esta situación no es nueva pues ya en el verano de 2006 era detenido otro traficante, Mohamed El Kharraz, que denunció en sus declaraciones ante la Policía a 36 militares, gendarmes y policías que acabaron siendo condenados: uno de ellos fue el Comisario Jefe de la Seguridad de los Palacios Reales, Abdelaziz Izzou, quien está actualmente cumpliendo condena en la Prisión de Oukacha.[8]

La detención de Lghani pareció dar la orden de salida a operaciones inmediatamente posteriores e importantes, tanto dentro como fuera de Marruecos. El mismo día 11 las policías de Suecia y de Noruega detenían a una red de narcotraficantes formada por ciudadanos alemanes, noruegos y marroquíes y, por otro lado, la frontera con Marruecos era escenario de varias intervenciones de alijos de droga. El día 13 era desmantelada una red de traficantes que utilizaban lanchas rápidas para transportar droga a España desde las costas próximas a Nador, en concreto desde Kariat Arekmane, Bougafer, Gourougou, Cap de l’Eau y Dchar Rana, y a la que también se le descubrían conexiones con elementos de las Fuerzas Auxiliares, de la Gendarmería Real y de la Marina Real. El 27 de enero la Gendarmería Real interceptaba un camión cargado con casi 4 toneladas de hachís en Kenitra, a unos 40 kilómetros al norte de Rabat, y este alijo elevaba hasta las 8, 3 las toneladas de dicha droga interceptadas en Marruecos tan sólo en el mes de enero.[9] En España cabe destacarse una importante lista de operaciones antidroga contra traficantes que se abastecían en Marruecos y que ha permitido la incautación en enero de una tonelada y media de hachís tan sólo en Ceuta, y señalar también una operación conjunta Guardia Civil-Cuerpo Nacional de Policía que permitía desmantelar toda una red dedicada al paso de hachís desde Marruecos con detenciones en Alicante, Almería, Valencia, Totana, Lorca y Ceuta.[10]

De la importancia del tráfico en suelo marroquí da fe la destrucción en Kenitra, el 28 de enero, de siete toneladas de droga, y la de 3 toneladas al día siguiente en Al Hoceima, y de la necesidad de hacer frente a esta verdadera amenaza en clave de coordinación internacional lo da la decisión de la Unión Europea (UE) de crear un Centro de Coordinación para la Lucha Anti-Droga en el Mediterráneo (CECLAD-M), idea surgida en la Conferencia de Ministros del Interior del Mediterráneo Occidental (CIMO) en su reunión de Nuakchott, el 22 de mayo de 2008, y que ha sido afortunadamente comunitarizada.[11]

Por otro lado, la involucración de políticos y de responsables administrativos marroquíes en estas actividades ilícitas no puede producirse en peor momento dado que enero ha sido en Marruecos el mes del nombramiento de Walis y de gobernadores por todo el país, producido el 22 de enero, así como el de la preparación de cambios también entre los responsables de la seguridad, tanto prefectos de policía como jefes de la seguridad regional.[12] Alejadas del tráfico de drogas hemos de situar también manifestaciones torcidas del ejercicio del poder público por parte de funcionarios marroquíes en otras actividades, cuestión esta que mancilla la imagen del régimen y que alimenta el mensaje purista de los barbudos “moderados” y el radical de los yihadistas salafistas, tal y como lo mostraba la operación anticorrupción en el ámbito inmobiliario lanzada en enero en el barrio Lahraouiyine de Casablanca.[13] En cualquier caso la envergadura de la operación antidroga que ha colocado en el disparadero a tantos funcionarios de las fuerzas de seguridad y armadas marroquíes va a establecer, sin ninguna duda, un antes y un después a la misma.[14]

Como hiciéramos recientemente al referirnos al problema de la droga en Afganistán, también en Marruecos se intenta desde hace años aportar soluciones no exclusivamente policiales y judiciales a esta verdadera amenaza a la seguridad que es la producción y el tráfico de estupefacientes. Si en Afganistán es The Senlis Council la institución encargada de aportar alternativas en términos de propuestas de legalización parcial de la producción de opio con fines médicos, en Marruecos es la Asociación de Derechos Humanos en el Rif, presidida por el muy inquieto Chakib El Khayari, la que ha propuesto legalizar el cannabis ya que las políticas de erradicación y las de sustitución de cultivos no han hecho sino afectar negativamente a las frágiles economías de los campesinos - a fines de 2006 unas 89.900 familias vivían del cultivo del cannabis - o bien desviar los tráficos hacia las drogas duras e incluso las armas, cuestión esta última que enlaza peligrosamente con la amenaza representada por el terrorismo yihadista salafista.[15] Ajeno a estos debates el régimen marroquí confía en erradicar paso a paso la producción de aquí al año 2018 y considera ya un avance que Marruecos haya pasado de ser el primer productor mundial de cannabis al segundo, precisamente a continuación de Afganistán.[16]

Las maniobras islamistas en aguas revueltas

Los islamistas legales - del PJD - y los tolerados - de Justicia y Caridad - se han venido moviendo con especial agilidad en el contexto convulso aquí descrito. Además, han tratado de explotar también, como era de esperar, la ocasión ofrecida por la muy mediática guerra entre Israel y los terroristas del Movimiento de Resistencia Islámica palestino (Hamas) en la franja de Gaza para poder hacerse más visibles e influyentes en una arena política en la que deben de andar, necesariamente, con pies de plomo, y más ahora que se acercan las elecciones locales.[17] Ante estos comicios, verdadera prueba de fuego tras el éxito limitado obtenido por el PJD en las elecciones generales de septiembre de 2007, los islamistas legales pretenden lograr avances en el medio rural, sector de enorme peso en el país, baluarte tradicional del apoyo a la monarquía y que, en lo que al norte respecta, tiene en la producción de cannabis una de sus principales actividades.[18]

Así lo hacen, seguidos muy de cerca por los servicios del Ministerio del Interior de Chakib Benmoussa, que el 29 de enero revocaban a Aboubakar Belkora, alcalde de Meknes, la antigua Mekínez, una de las zonas más sensibles por la implantación en los últimos años de algunas células armadas islamistas. Belkora es una de las figuras más visibles del PJD dada su gestión del ayuntamiento de una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos - las otras son Rabat, Fez y Marrakech - y la cortapisa ahora impuesta desde el Ministerio del Interior, justificada por presuntas irregularidades cometidas en la gestión municipal, se ha dirigido contra uno de los líderes más emblemáticos del partido islamista legal y contra el emblemático poder urbano del mismo.[19]

El terrorismo yihadista salafista no se hace visible últimamente gracias a las sucesivas operaciones preventivas de las fuerzas de seguridad pero ello no quita para que periódicamente haya alertas, tal y como ocurriera a mediados de noviembre.[20] La ausencia de atentados desde el verano de 2007 es una buena noticia pero no debe de llevar a creer que la amenaza del yihadismo salafista no existe en Marruecos, o que es insignificante. En el Reino las evidencias de la existencia de dicha ideología se encuentran en las múltiples operaciones policiales preventivas, que ya hemos estudiado en Análisis anteriores, y en los ímprobos esfuerzos de la autoridades por neutralizar el radicalismo evitando que este se extienda por los diversos sectores del Estado y de la sociedad.[21] Entre estos esfuerzos cabe destacar por la importancia que ello tiene para España y el resto de Europa la dinamización de los 18 miembros del Consejo de Ulemas de la Comunidad Marroquí en Europa, creado el pasado septiembre y que celebraba una reunión en Rabat en los días 24 y 25 de enero en la que se llamaba a la moderación y a la tolerancia, se rechazaba el extremismo en favor del diálogo entre las diferentes culturas y religiones - todo un guiño a la Alianza de Civilizaciones que celebrará en abril en Estambul su próxima cumbre - y, de paso y de forma subrepticia para quienes no quieren o no pueden verlo, se introducía la aproximación religiosa y de impronta marroquí por doquier con las consecuencias que ello pueda tener en el medio plazo.[22]

El momento es además especialmente sensible ante el confuso mensaje enviado a las autoridades marroquíes por terroristas encarcelados de la Yihadiya Salafiya, con Hasán Al Jatab, dirigente de la red Ansar al Mahdi y condenado a 25 años de prisión, a la cabeza, en la que dicen reconocer a la monarquía y muestran su deseo de abandonar la violencia.[23] El contenido que ha trascendido de dicha misiva - a la que no se sabe cuántos de los alrededor de 900 presos yihadistas se adhieren - afirma la legitimidad de la monarquía como “edificio fuerte contra el laicismo y garante de la continuidad de la identidad musulmana” y en su siempre retorcido pensamiento aboga por introducir una cuota de ulemas en los consejos electos, abrir los medios de comunicación a los islamistas y permitir a voluntarios combatir en Irak, Palestina y Afganistán. Es decir, quieren que todo lo que están intentando ahora por la vía clandestina y terrorista sea aceptado de buena gana, e incluso institucionalizado, por las autoridades. Islamización creciente de la política y de la administración, acelerando el proceso ya en marcha en Marruecos, Argelia y otros países árabes de nuestro entorno, y legalización del envío de terroristas a los escenarios del combate yihadista salafista más emblemáticos de la actualidad. Esto es delirante y a la vez muy preocupante, y ello porque en el contexto actual de visibilidad creciente de la corrupción - en la que la producción y el tráfico de drogas tienen un protagonismo enorme así como la demonización del vecino, España y Europa, como supuesto facilitador de dicha corrupción y como mercado natural de la droga producida - el mensaje moralizante de los islamistas más o menos radicalizados va a encontrar el mejor terreno abonado para su propagación.



Carlos Echeverría Jesús (Madrid, 26 de marzo de 1963) es Profesor de Relaciones Internacionales de la UNED y responsable de la Sección Observatorio del Islam de la revista mensual War Heat Internacional. Ha trabajado en diversas organizaciones internacionales (UEO, UE y OTAN) y entre 2003 y 2004 fue Coordinador en España del Proyecto "Undestanding Terrorism" financiado por el Departamento de Defensa de los EEUU a través del Institute for Defense Analysis (IDA). Como Analista del Grupo asume la dirección del área de Terrorismo Yihadista Salafista.


Notas
[1]“Drogue. La BNPJ met la main à la pâte” La Gazette du Maroc nº 608, 23 a 29 enero 2009, p. 8 y “69 militares y 2 abogados detenidos por supuesta implicación con narcos” El Faro de Ceuta 30 enero 2009, p. 36.
[2]“Trafic de drogue. Le feuilleton continue” Le Journal Hebdomadaire 31 enero a 6 febrero 2009, p. 8.
[3]“Militares y gendarmes procesados por tráfico de drogas en Marruecos” El Faro de Ceuta 27 enero 2009, p. 59.
[4]Véase CHIMIROU, Y.: “Les 10 jours qui ont changé la lutte anti-drogue au Maroc” La Gazette du Maroc nº 608, 23-29 enero 2009, pp. 26-29.
[5]Haciéndose eco de algunos medios de comunicación españoles en Marruecos se ha destacado que la Guardia Civil interviniera hasta 600 kilogramos de hachís en el susodicho islote. Véase “L´îlot leila. Une île au coeur des intérêts” La Gazette du Maroc nº 608, 23 a 29 de enero 2009, p. 28. Sobre las operaciones véase HAJJAJ, Bachir: “Lutte anti-drogue. Treize nouvelles personnes déférées devant le juge d’instruction” Aujourd’hui Le Maroc nº 1850, 30 enero a 1 febrero 2009, p. 4. Sobre la sensibilidad ligada a la reaparición del islote de Perejil en el debate actual véase “España vigila que los marroquíes no rompan el ‘status quo’ del Perejil” El Pueblo de Ceuta 26 enero 2009, pp. 1 y 2.
[6]Véanse en este sentido dos “inventarios” que pretenden demostrar el papel de España en este incremento, como si Marruecos fuera víctima de una conspiración extranjera y no el productor que es. Véanse “Spanish connections. Retour sur les violations de l’espace aérien par les narcotraficants espagnols” y “Trafic de drogue. Les espagnols aussi” La Gazette du Maroc nº 608, 23 a 29 enero 2009, pp. 28 y 29. También y en el mismo número del semanario véase el artículo de Kamal LAHLOU: “Non à la duplicité” (p. 3).
[7]“Militares y gendarmes procesados op cit.
[8]Sobre el encarcelamiento de Izzou y la destitución de su protector, el General Hamidou Laanigri, hasta entonces al frente de la Dirección de Seguridad del Territorio (DST), véase CEMBRERO, Ignacio: “Purga en palacio” El País 24 septiembre 2006, p. 11.
[9]“La Gendarmería Real se incauta de unas cuatro toneladas de hachís en la región de Kenitra” El Faro de Ceuta 28 enero 2009, p. 36.
[10]Véanse ECHARRI, C.: “Un detenido en Ceuta como parte de una red dedicada al narcotráfico” El Faro de Ceuta 30 enero 2009, p. 11, y “Desmantelada una red de 25 narcos, uno de ellos detenido en Ceuta, que operaba en el Levante” El Pueblo de Ceuta 30 enero 2009, p. 9.
[11]La decisión para crear el CECLAD-M se publicaba en el Diario Oficial de la Comunidad Europea (DOCE) de 29 de enero. Véanse “Méditerranée: Un Centre de coordination pour la lutte anti-drogue” y “Destruction de sept tonnes de stupéfiants à Kénitra”, ambos en Aujourd’hui Le Maroc nº 1850, 30 enero a 1 febrero 2009, p. 4, y “Stupefiants. Destruction de trois tonnes à Al-Hoceima” Le Matin 31 enero a 1 febrero 2009, p. 7.
[12]Desde el año 2000, y como uno más de entre los muchos cambios introducidos por Mohamed VI tras su subida al trono, cada cuatro años se han venido produciendo relevos visibles entre los responsables tanto de la seguridad como del poder local en todas las regiones del país. Véase “Après les walis, les préfets” Le Journal Hebdomadaire 31 enero a 6 febrero 2009, p. 10.
[13]En esta operación, eran detenidos representantes de un amplio abanico de cargos públicos: 4 caïds o agentes de la autoridad; 1 khalifa, 10 chioukhs y 3 mokkadems, todos ellos auxiliares de los !caïds; 5 miembros de las Fuerzas Auxiliares; 9 miembros de la Gendarmería Real; 6 agentes técnicos de la Prefectura de Casablanca; 3 consejeros comunales; además de 16 especuladores inmobiliarios. Véase “Coup de filet à Lahraouiyine” Le Journal Hebdomadaire 31 enero a 6 febrero 2009, p. 12.
[14]Véase el amplio análisis de la operación realizado por Aziz El YAAKOUBI: “Décryptage. Trafic en eaux troubles” Le Journal Hebdomadaire 24 a 30 enero 2009, pp. 18-23.
[15]Sobre el debate en torno a la droga en Afganistán véanse nuestros dos artículos recientes ECHEVERRÍA JESÚS, C: “La estrategia yihadista en Afganistán” UNISCI Discussion Papers nº 19, enero 2009, pp. 74-85, en y “El lucrativo negocio de la droga en Afganistán” Análisis del GEES nº 313, 20 enero 2009, en . Sobre la iniciativa autóctona en la región del Rif véase “Légalisation. Joint non grata” Le Journal Hebdomadaire 24 a 30 enero 2009, p. 22.
[16]Según la Oficina de Naciones Unidas sobre Droga y Crimen Organizado (UNODC) las cosechas se han reducido a la mitad en Marruecos entre 2003 y 2006 y el Gobierno marroquí hacía públicos parte de sus buenos resultados para 2008 el pasado 30 de diciembre. Véase “Anti-drug fight in Morocco yields tangible results” en . Sobre la reducción de los cultivos - de 134.000 hectáreas en 2003 a 120.500 en 2004, 72.000 en 2005 y 50.000 en 2008 - véanse el Morocco Cannabis Survey-Maroc. Enquête sur le cannabis 2005 publicado en enero de 2007 y accesible en y el World Drug Report 2008 Eslovaquia, UNODC, junio 2008, pp. 99 y siguientes, en .
[17]En este sentido cabe citar cómo las autoridades tratan de frenar la instrumentalización que de este conflicto que despierta tantas pasiones entre los marroquíes hace el PJD. Su Secretario General, Abdelillah Benkirane, ha osado incluso afirmar que su partido había inspirado la decisión real de abrir una cuenta particular para atraer fondos de solidaridad con la población palestina de Gaza. Benkirane ha tenido que desdecirse enviando incluso una carta desmintiendo tal cosa al Primer Ministro, Abbas El Fassi. Véase “Le mea culpa de Benkirane” Le Journal Hebdomadaire 31 enero a 6 febrero 2009, p. 10. Por otro lado, la delegación de médicos, farmaceúticos y enfermeros que acompañaron el 25 de enero el envío de 8 toneladas de medicamentos desde Marruecos a Gaza hubo de rechazar la presencia entre ellos del Comité Médico de Khalid Soufiani porque dicho Comité recibe financiación de organizaciones islamistas marroquíes.
[18]Véanse la entrevista a Abdellah Baha, Secretario General Adjunto del PJD, “Le PJD souhaite renforcer sa présence dans le milieu rural” Aujourd’hui le Maroc nº 1850, 31 enero-1 febrero 2009, p. 3, y sobre las elecciones de septiembre de 2007 ECHEVERRÍA JESÚS, C.: “El islamismo en Marruecos tras las elecciones legislativas del 7 de septiembre” Análisis del GEES nº 216, 12 septiembre 2007, en .
[19]“Partis. Les melheurs du PJD” Le Journal Hebdomadaire 31 enero a 6 febrero 2009, p. 12.
[20]Entonces se activaban las alarmas en la zona meridional del país lindando con el territorio del Sáhara Occidental y se intensificaba la cooperación policial con Mauritania ante el riesgo de infiltración de terroristas de Al Qaida en las Tierras del Magreb Islámico (AQMI) en el territorio de ambos Estados. Véase ECHEVERRÍA JESÚS, C.: “Riesgos y amenazas en el Sahel (1ª parte)” War Heat Internacional nº 73, II/2009, p. 43.
[21]Aprovechando nuestra fijación por el tráfico de drogas y habiendo citado la gran operación policial contra dichas redes que en el verano de 2006 afectó a altos cargos de la seguridad cabe recordar que en julio de ese año era destituido, junto con el General Laanigri, Mohamed Belbachir, hasta entonces jefe de la Dirección General de Estudios y de Documentación (DGED), los servicios de inteligencia, a raíz del desmantelamiento de una red yihadista en la que estaban involucrados 5 militares y 3 gendarmes. Véase CEMBRERO, I.: “Purga en palacio op cit.
[22]Sobre la reunión del Consejo en Rabat véanse “Ulemas marroquíes en Europa, en contra del extremismo” El Faro de Ceuta 27 enero 2009, p. 60 y “Conseil marocain des oulémas en Europe: Feuille de route” L’Observateur (Marruecos) 30 enero a 5 febrero 2009, p. 53.
[23]“Los presos islamistas reconocen monarquía y abandonan la violencia” El Faro de Ceuta 28 enero 2009, p. 37.

Hollywood's new censors


In his latest column for the New Statesman, John Pilger describes how censorship in Hollywood works in the age of the 'war on terror'. Unlike the crude days of the cold war, it's by omission and 'introspective dross'.

When I returned from the war in Vietnam, I wrote a film script as an antidote to the myth that the war had been an ill-fated noble cause. The producer David Puttnam took the draft to Hollywood and offered it to the major studios, whose responses were favourable – well, almost. Each issued a report card in which the final category, “politics”, included comments such as: “This is real, but are the American people ready for it? Maybe they’ll never be.”

By the late 1970s, Hollywood judged Americans ready for a different kind of Vietnam movie. The first was The Deer Hunter which, according to Time, “articulates the new patriotism”. The film celebrated immigrant America, with Robert de Niro as a working class hero (“liberal by instinct”) and the Vietnamese as sub-human Oriental barbarians and idiots, or “gooks”. The dramatic peak was reached during recurring orgiastic scenes in which GIs were forced to play Russian roulette by their Vietnamese captors. This was made up by the director Michael Cimino, who also made up a story that he had served in Vietnam. “I have this insane feeling that I was there,” he said. “Somehow... the line between reality and fiction has become blurred.”

The Deer Hunter was regarded virtually as documentary by ecstatic critics. “The film that could purge a nation’s guilt!” said the Daily Mail. President Jimmy Carter was reportedly moved by its “genuine American message”. Catharsis was at hand. The Vietnam movies became a revisionist popular history of the great crime in Indo-China. That more than four million people had died terribly and unnecessarily and their homeland poisoned to a wasteland was not the concern of these films. Rather, Vietnam was an “American tragedy”, in which the invader was to be pitied in a blend of false bravado-and-angst: sometimes crude (the Rambo films) and sometimes subtle (Oliver Stone’s Platoon). What mattered was the strength of the purgative.

None of this, of course, was new; it was how Hollywood created the myth of the Wild West, which was harmless enough unless you happened to be a native-American; and how the Second World War has been relentlessly glorified, which may be harmless enough unless you happen to be one of countless innocent human beings, from Serbia to Iraq, whose deaths or dispossession are justified by moralising references to 1939-45. Hollywood’s gooks, its Untermenschen, are essential to this crusade - the dispatched Somalis in Ridley Scott’s Black Hawk Down and the sinister Arabs in movies like Rendition, in which the torturing CIA is absolved by Jake Gyllenhal’s good egg. As Robbie Graham and Mark Alford pointed out in their New Statesman enquiry into corporate control of the cinema (2 February), in 167 minutes of Steven Spielberg’s Munich, the Palestinian cause is restricted to just two and a half minutes. “Far from being an ‘even-handed cry for peace’, as one critic claimed,” they wrote, “Munich is more easily interpreted as a corporate-backed endorsement of Israeli policy.”

With honourable exceptions, film critics rarely question this and identify the true power behind the screen. Obsessed with celebrity actors and vacuous narratives, they are the cinema’s lobby correspondents, its dutiful press corps. Emitting safe snipes and sneers, they promote a deeply political system that dominates most of what we pay to see, knowing not what we are denied. Brian de Palma’s 2007 film Redacted shows an Iraq the media does not report. He depicts the homicides and gang-rapes that are never prosecuted and are the essence of any colonial conquest. In the New York Village Voice, the critic Anthony Kaufman, in abusing the “divisive” De Palma for his “perverse tales of voyeurism and violence”, did his best to taint the film as a kind of heresy and to bury it.

In this way, the “war on terror” – the conquest and subversion of resource rich regions of the world, whose ramifications and oppressions touch all our lives – is almost excluded from the popular cinema. Michael Moore’s outstanding Fahrenheit 911 was a freak; the notoriety of its distribution ban by the Walt Disney Company helped to force its way into cinemas. My own 2007 film The War on Democracy, which inverted the “war on terror” in Latin America, was distributed in Britain, Australia and other countries but not in the United States. “You will need to make structural and political changes,” said a major New York distributor. “Maybe get a star like Sean Penn to host it – he likes liberal causes - and tame those anti-Bush sequences.”

During the cold war, Hollywood’s state propaganda was unabashed. The classic 1957 dance movie, Silk Stockings, was an anti-Soviet diatribe interrupted by the fabulous footwork of Cyd Charisse and Fred Astaire. These days, there are two types of censorship. The first is censorship by introspective dross. Betraying its long tradition of producing gems, escapist Hollywood is consumed by the corporate formula: just make ‘em long and asinine and hope the hype will pay off. Ricky Gervais is his clever comic self in Ghost Town, while around him stale, formulaic characters sentimentalise the humour to death.

These are extraordinary times. Vicious colonial wars and political, economic and environmental corruption cry out for a place on the big screen. Yet, try to name one recent film that has dealt with these, honestly and powerfully, let alone satirically. Censorship by omission is virulent. We need another Wall Street, another Last Hurrah, another Dr. Strangelove. The partisans who tunnel out of their prison in Gaza, bringing in food, clothes, medicines and weapons with which to defend themselves, are no less heroic than the celluloid-honoured POWs and partisans of the 1940s. They and the rest of us deserve the respect of the greatest popular medium.